Si estás por aquí es que, tal vez, últimamente ves a tu perro más inquieto, ¿no? ¿Se rasca sin parar, tiene la tripa rara o ha perdido ese brillo que tanto te gusta verle? Ya has probado cambiar el pienso, darle arroz con zanahoria, incluso le has quitado los premios. Pero algo no cuadra. Y entonces te salta la alarma: ¿Y si tiene parásitos?
No te preocupes: es una sospecha más común de lo que crees. De hecho, el parasitismo en perros es uno de los motivos de consulta más frecuentes… y también uno de los más subestimados. Porque no siempre hay pulgas dando saltos por el sofá o garrapatas gigantes pegadas al lomo. A veces los parásitos están ahí, dentro o fuera, silenciosos, causando problemas de digestión, de piel o incluso de ánimo, sin que nadie los vea venir.
En Las Almenas lo tenemos clarísimo: un perro sano empieza por un perro libre de parásitos. Por eso, si tienes dudas, este artículo es para ti.
Aquí te vamos a contar TODO sobre el parasitismo en perros (pero todo de verdad, sin rodeos, sin lenguaje complicado, y sin dejarte con más preguntas que respuestas):
- ¿Qué es exactamente y por qué es tan frecuente?
- ¿Qué tipos de parásitos pueden afectar a tu perro (y cómo saber si están ahí)?
- ¿Qué síntomas no deberías ignorar?
- ¿Cómo se diagnostica, se trata y, lo más importante, se previene?
- ¿Qué enfermedades pueden causar si no se detectan a tiempo?
- Y una sección de FAQ reales, basadas en las preguntas que más nos hacen las familias en el centro y por redes sociales.
🎯 Porque proteger a tu perro no es solo vacunar y dar paseos. También es saber leer las señales que a veces no se ven… pero se sienten.
¿Listo? Pues vamos a ello, que los bichos no se van solos.
¿Qué es el parasitismo en perros?
Vale, vayamos al grano: el parasitismo en perros es, ni más ni menos, la presencia de organismos que viven a costa de tu perro. Literalmente. Se alimentan de su sangre, de sus nutrientes, de sus tejidos… y le generan molestias, malestar o incluso enfermedades graves si no se detectan a tiempo.
En otras palabras: tu perro lo da todo por ti… y el parásito también quiere su parte.
Pero tranquilos, que no estamos ante una invasión alienígena 🛸. El parasitismo en perros es un problema veterinario muy común y, por suerte, bien conocido y tratable. La clave está en identificarlo a tiempo, saber qué lo provoca y actuar con sentido común (y con los productos adecuados, claro).
Hay dos grandes grupos:
- Parásitos externos, como pulgas, garrapatas, ácaros… que suelen instalarse en la piel o el pelaje.
- Parásitos internos, como lombrices, tenias o giardias, que se cuelan dentro del cuerpo y pueden afectar al sistema digestivo, respiratorio e incluso al corazón.
Y lo peor es que muchos de estos parásitos son expertos en el arte del despiste. No siempre provocan síntomas evidentes al principio, y mientras tanto, el organismo de tu perro va sufriendo en silencio. Por eso es tan importante que estés atento a los pequeños cambios, aunque parezcan “tonterías” (porque ya sabes: cuando el río suena… parásitos lleva).
🎯 Resumen exprés:
El parasitismo en perros ocurre cuando un parásito —interno o externo— se instala en el cuerpo del perro y le causa daño. Puede parecer algo puntual, pero si no se trata bien, puede dar lugar a infecciones, anemias, pérdida de peso, problemas cutáneos… o incluso poner en riesgo su vida.
Así que, aunque sea un tema poco glamuroso, créenos: saber qué es el parasitismo en perros y cómo funciona es el primer paso para protegerle de verdad.
Tipos de parasitismo en perros
Como ya hemos visto, el parasitismo en perros puede darse tanto en el exterior como en el interior del cuerpo. Y aquí no hay “mejor” ni “peor”: todos son igual de molestos y potencialmente peligrosos si no se detectan a tiempo.
Lo bueno es que con un poco de información (y algo de ojo clínico), puedes aprender a distinguir los más comunes. Vamos por partes:
Parásitos externos en perros
Aquí van los sospechosos habituales del parasitismo en perros más visible. Son los que se instalan en la piel, el pelaje o los oídos de tu perro, provocando desde un simple picor hasta enfermedades bastante serias. Y sí, la mayoría vienen gratis con un paseo por el parque, una excursión al monte o un “hola qué tal” con otro perro.
Vamos uno por uno:
Pulgas
Las pulgas son probablemente las más conocidas… y odiadas. Son pequeñitas, rápidas, saltarinas y difíciles de detectar al principio. Pero cuando atacan, tu perro lo nota (y tú también): se rasca sin parar, muerde su piel, se agita como si llevara un demonio dentro… y todo por un bichito de apenas 2 mm.
Síntomas comunes:
- Rascado excesivo, sobre todo en la base de la cola y detrás de las orejas.
- Pérdida de pelo localizada.
- Pequeñas costras o heridas.
- Presencia de puntitos negros (sus excrementos) en la piel.
Además, muchas pulgas pueden transmitir otros parásitos como la tenia, lo que convierte el parasitismo en perros en una cadena de problemas si no se actúa rápido.
🧼 Tip útil: Si tienes más de un animal en casa o alfombras por todas partes… actúa cuanto antes. Las pulgas se reproducen en el entorno y puedes tener una plaga sin darte cuenta.
Garrapatas
Las garrapatas son como esos invitados que llegan, se clavan… y no se van nunca. Se adhieren con fuerza a la piel del perro para alimentarse de su sangre y, además, son vectores de enfermedades bastante graves.
Zonas favoritas: entre los dedos, en las orejas, en el cuello o detrás de las patas traseras.
Peligros reales:
- Ehrlichiosis canina
- Babesiosis
- Infecciones locales
- Parálisis por toxinas en casos graves
Si notas un bultito duro adherido, no tires sin más. Extraer mal una garrapata puede dejar partes dentro de la piel y causar infecciones. Mejor, usa unas pinzas especiales y consulta al veterinario si tienes dudas.
🦠 El parasitismo en perros por garrapatas es especialmente frecuente en primavera y verano, así que ojo con las zonas verdes y revisa bien a tu perro después de cada paseo.
Ácaros (sarna, otitis, etc.)
Cuando hablamos de ácaros, nos referimos a diferentes tipos de microorganismos que pueden provocar desde sarna hasta otitis externa. Son invisibles al ojo humano, pero se hacen notar… vaya si se hacen notar.
- Sarna sarcóptica: Causa picor extremo, costras, pérdida de pelo y mal olor. Además, es contagiosa a otros animales… e incluso a humanos (zoonosis).
- Ácaros del oído (Otodectes): Causan una otitis muy incómoda. Verás a tu perro sacudir la cabeza todo el rato, rascarse las orejas e incluso caminar torcido.
🧠 Aunque muchas personas asocian la sarna a perros callejeros, la realidad es que cualquier perro puede contagiarse si entra en contacto con otro portador. Y sí, es una forma seria de parasitismo en perros.
Mosquitos
Sí, los mosquitos también forman parte del parasitismo externo… y de los peligros silenciosos. No les ves picar, no les oyes llegar, pero pueden dejar un regalo nada simpático: la dirofilariosis o enfermedad del gusano del corazón.
Este parásito entra en el cuerpo del perro a través de una picadura y se instala directamente en el corazón o en los pulmones. Si no se detecta a tiempo, puede ser mortal.
- Zonas de riesgo: áreas húmedas, ríos, parques mal drenados y, sobre todo, zonas con climas cálidos (aunque con el cambio climático, cada vez hay más casos en toda España).
- Prevención clave: antiparasitarios mensuales y revisiones veterinarias anuales.
📣 En Las Almenas, insistimos en la prevención porque el parasitismo en perros no es solo un tema estético o puntual: puede afectar seriamente a su salud a medio y largo plazo.
Parásitos internos en perros
Aquí es donde el parasitismo en perros se pone más traicionero. Porque estos parásitos no se ven… pero vaya si hacen de las suyas. Se alojan en el intestino, el corazón, los pulmones o el hígado, y pueden vivir ahí durante semanas (o meses), robándole a tu perro nutrientes, energía y salud sin que tú te des cuenta.
A veces no hay ni rastro de síntomas evidentes. Otras, el perro está decaído, pierde peso, tiene diarreas raras o un pelaje más apagado. Lo que pasa es que, como no hay bichos visibles ni picor, muchas familias lo achacan a una “mala racha”… y se retrasa el diagnóstico.
Veamos los principales culpables:
Lombrices intestinales (Toxocara canis)
Son las más comunes, sobre todo en cachorros. Se contagian fácilmente a través de la leche materna, heces infectadas o ambientes contaminados (sí, un simple paseo por el parque puede bastar).
Síntomas típicos:
- Vómitos
- Diarrea
- Abdomen hinchado tipo “barriga de rana”
- Pérdida de apetito o de peso
💡 Si tu perro suelta “espaguetis blancos” en las heces o en el vómito… probablemente sean lombrices. No es bonito, pero es muy frecuente.
🎯 Importante: esta forma de parasitismo en perros también puede contagiarse a humanos, especialmente niños. Así que atención con la higiene.
Tenias (Dipylidium caninum y compañía)
Este parásito tiene nombre de monstruo final de videojuego, pero es más real de lo que parece. Las tenias son lombrices planas y largas que viven en el intestino delgado y pueden alcanzar más de 50 cm (sí, lo has leído bien). Se contagian a través de pulgas infectadas o al comer carne cruda contaminada.
Síntomas comunes:
- Segmentos blancos parecidos a granos de arroz en las heces o en la zona anal.
- Picor en el ano (el perro se arrastra tipo “baile del culo” por el suelo).
- Pérdida de peso con apetito normal.
🛑 Consejo de experto canino: si ves a tu perro arrastrando el trasero por la alfombra… no siempre es porque está haciendo “cosas graciosas”. Puede tener tenias.
Giardias
Las giardias no son lombrices, sino protozoos. Pero eso no significa que sean menos problemáticos. Viven en el intestino delgado y se propagan a través del agua contaminada o el contacto con otros perros portadores.
Síntomas típicos:
- Diarrea crónica o intermitente
- Gases malolientes (nivel: “sal de la habitación”)
- Vómitos ocasionales
- Malabsorción de nutrientes
🎯 Las giardias están detrás de muchos casos de diarrea “misteriosa” que no termina nunca. Si tu perro ha estado en residencias, parques muy transitados o bebido de charcos… ¡ojo!
Gusano del corazón (Dirofilaria immitis)
Este parásito es probablemente el más temido. La dirofilariosis es una enfermedad grave que se transmite por picaduras de mosquito y afecta directamente al corazón y a los pulmones. Los gusanos adultos pueden medir hasta 30 cm y vivir años en el sistema circulatorio del perro.
Síntomas (cuando ya hay daño):
- Tos seca y persistente
- Intolerancia al ejercicio
- Fatiga fácil
- Vientre hinchado por acumulación de líquido
- Dificultad para respirar
📍 Es más común en zonas cálidas y húmedas (costa, sur de España), pero cada vez se detectan más casos en todo el país por culpa del cambio climático.
💉 La buena noticia: se puede prevenir con una pipeta o pastilla mensual. Por eso decimos siempre que el parasitismo en perros no es solo cosa de verano… ni solo cosa de veterinarios.
Síntomas de parásitos en perros: ¿cómo saber si el tuyo está infectado?
Vale, ya conocemos al enemigo. Pero ahora viene la gran pregunta: ¿cómo saber si mi perro tiene parásitos? Porque, seamos sinceros, ojalá vinieran con una luz roja parpadeante tipo “alerta invasión”, pero no. El parasitismo en perros puede ser muy discreto al principio… hasta que empiezan los signos.
Y lo peor es que a veces los síntomas se confunden con otras cosas: que si ha comido algo raro, que si es el calor, que si está triste porque ha cambiado el sofá de sitio (spoiler: no, no suele ser el sofá).
Aquí te dejamos los signos más comunes a los que debes prestar atención:
Cambios en las heces
Este es uno de los primeros indicadores del parasitismo en perros. Heces blandas, con moco, diarrea persistente o con formas raras (sí, ese momento escatológico en el parque cuenta mucho).
También puedes ver:
– Restos de lombrices o puntitos blancos
– Heces muy oscuras (sangre digerida)
– Presencia de moco o aspecto aceitoso
🧼 Consejo de casa: si eres de los que recoge las cacas con la mirada puesta en el móvil… hoy es el día de mirar el regalito. La salud también se ve ahí.
Cambios en el comportamiento
¿Tu perro está más apagado? ¿Se muestra irritable o menos juguetón? ¿Tiene esos días en los que “no es él”? Los parásitos, sobre todo los internos, pueden afectar su bienestar general y causar fatiga, apatía o incluso cambios en el sueño.
Algunos perros también muestran:
- Inquietud nocturna
- Incomodidad al estar tumbado
- Menos tolerancia al ejercicio
🎯 En criadero nos llegan casos de papás perrunos que nos cuentan: un cachorro que de repente se queda apartado, que juega menos o se tumba cuando antes eran todo carreras… muchas veces tiene parásitos. Y no, no es por falta de “motivación”.
Picor, rascado o lamido constante
Especialmente en casos de parasitismo externo, pero también cuando hay molestias digestivas o anales provocadas por parásitos internos como tenias o lombrices.
- Rascado compulsivo
- Mordisqueo de patas o zona trasera
- Lamido excesivo del vientre o ano
- El clásico “baile del culo” arrastrándose por la alfombra
💡 Pro tip: si tu perro se arrastra como si bailara breakdance por el salón, puede que no sea una performance de TikTok, sino picor interno. Hora de revisar.
Cambios en el apetito o peso
Hay perros que siguen comiendo como si nada… y otros que pierden el apetito por completo. En ambos casos, si notas pérdida de peso sin explicación o tripita inflamada (sobre todo en cachorros), activa el radar.
- Come lo mismo, pero adelgaza
- Come menos y se muestra desganado
- Tiene el abdomen distendido o “duro”
Aspecto físico y piel
En fases más avanzadas, el parasitismo en perros también puede afectar al pelaje, la piel y la vitalidad general.
- Pelo opaco, seco, con caída anormal
- Piel con heridas, costras o zonas despobladas
- Encías pálidas (anemia por pérdida de sangre)
Entonces, ¿cuándo preocuparse?
Si tu perro presenta dos o más de estos signos durante varios días, o si notas que simplemente no está como siempre, lo más sensato es consultar al veterinario. Mejor descartar con un análisis que esperar a que el problema crezca (y con él, los bichos).
Prevención del parasitismo en perros: la clave para no ir siempre “a remolque”
Si algo tenemos claro en Las Almenas es que, cuando se trata de parasitismo en perros, la prevención no es opcional, es parte del kit básico de cuidados (como la correa, el chip o ese peluche destrozado que se niegan a soltar).
Porque sí, tratar está bien. Pero evitar es aún mejor. Evita picor, diarreas, visitas al veterinario a lo loco… y también sustos mayores, como enfermedades transmitidas por parásitos que pueden complicarse bastante. Así que si quieres que tu perro esté siempre en su mejor versión (energético, sano y feliz), apunta estos consejos 👇
Desparasitación interna regular
Una de las preguntas que más recibimos en el centro —y por Instagram, por cierto— es esa de: “¿Cada cuánto se desparasita a un perro?”. Pues bien, la respuesta depende de su edad y estilo de vida, pero la pauta general es clara: los cachorros deben desparasitarse cada 15 días hasta los tres meses, luego una vez al mes hasta los seis meses. Y a partir de ahí, cada tres meses como mínimo.
Eso sí, si tu perro vive en el campo, convive con niños o viaja mucho, puede que necesite un protocolo más estricto. No todos los perros se exponen a los mismos riesgos, ni todos tienen las mismas defensas. Por eso siempre recomendamos ajustar el plan de desparasitación con tu veterinario de confianza.
Protección externa: pipetas, collares y compañía
Otro clásico: “¿Cuál es el mejor antiparasitario para perros?”. Y aquí no hay una única respuesta. La mayoría de tutores confían en pipetas mensuales o collares de larga duración (tipo Scalibor o Seresto), pero también existen sprays, champús o incluso comprimidos antiparasitarios que actúan desde dentro. Todo depende del estilo de vida del perro.
En zonas rurales o si sales mucho al monte, lo ideal es combinar métodos: por ejemplo, un collar como protección base y una pipeta como refuerzo mensual. Porque aunque tu perro no salga de casa, los parásitos sí pueden entrar en casa contigo (sí, tú también puedes traer una pulga en la ropa… y ni te enteras).
Mantener el entorno limpio (de verdad)
La prevención del parasitismo en perros no termina en el cuerpo del perro. Su cama, sus mantas, su transportín, el sofá donde se sube… todo forma parte de su ecosistema. Y si hay un solo huevo de pulga rondando por ahí, ya tienes el problema montado.
Por eso, tras cualquier infestación, toca limpieza profunda: lavado con agua caliente de todo lo que esté en contacto con el perro, aspirado de su zona de descanso y, si hace falta, un tratamiento ambiental (sí, existen aerosoles antiparasitarios para casa, y son bastante eficaces).
¿Y los remedios naturales?
Muchos nos preguntan si se puede prevenir el parasitismo en perros con productos naturales. Y la verdad es que hay opciones como el aceite de neem, la levadura de cerveza o ciertos aceites esenciales que pueden ayudar. Pero —y aquí viene el pero importante— nunca deben sustituir a los productos veterinarios. Lo natural no siempre es suficiente frente a parásitos reales que causan enfermedades serias.
Pueden servir como complemento, especialmente en épocas de menor riesgo o en perros muy sensibles, pero siempre con supervisión profesional. Porque lo último que queremos es confiar solo en un “truco casero” y acabar en urgencias por una anemia por garrapatas.
Personalizar la prevención con el veterinario
No todos los perros necesitan lo mismo. Por eso, lo ideal es consultar con tu veterinario para establecer una estrategia de prevención adaptada a tu zona, al estilo de vida de tu perro, y a sus antecedentes de salud. ¿Vive en una ciudad húmeda? ¿Va a la guardería canina? ¿Tiene contacto con gatos o conejos? Todo eso influye.
De hecho, en ciertas zonas de España, como la Comunidad Valenciana o Andalucía, cada vez vemos más casos de leishmaniosis y gusano del corazón, dos enfermedades transmitidas por parásitos que pueden prevenirse fácilmente si se actúa a tiempo.
En resumen: prevenir el parasitismo en perros no es solo ponerle una pipeta y olvidarse. Es estar pendiente, tener una rutina, revisar su pelaje, su comportamiento, y actuar antes de que los bichos lleguen. Porque créenos: el perro no te va a decir que tiene picor… pero el día que encuentres una garrapata tamaño aceituna negra, te vas a acordar de este artículo.
🎯 Bonus: ¿Y si ya ha tenido parásitos?
Si tu perro ya ha pasado por una infestación, no te relajes. Justo después del tratamiento es cuando más vulnerable está. Refuerza la prevención, mantén su sistema inmune fuerte (alimentación equilibrada, ejercicio, poco estrés)… y no bajes la guardia.
🤓 Porque el parasitismo en perros no es cosa de un día, sino de vigilancia continua.
Los errores más comunes que seguimos viendo (y sí, alguno seguro que te suena)
- “Mi perro no sale al campo, así que no hace falta antiparasitario” → ERROR. Las pulgas y las garrapatas pueden llegar en tu ropa, en la suela de los zapatos o en el parque de al lado.
- “No le doy nada desde hace meses y está bien” → ERROR. Muchos parásitos son silenciosos. Lo de “verlo sano” no basta para saber si lo está.
- “Le doy el mismo producto todo el año” → ERROR. Hay parásitos que desarrollan resistencias, por lo que alternar o reforzar en épocas de más riesgo es clave.
- “Me recomendaron aceite de coco como repelente” → Ehhh… No. Puede oler bien, pero no protege frente a garrapatas en perros ni a ningún otro parásito serio.
Enfermedades causadas por el parasitismo en perros: más allá del picor
A ver, que levante la mano quien piensa que los parásitos solo causan picores o diarrea… 👋
¡Error! El parasitismo en perros no se queda en un simple rascado detrás de la oreja. Hay bichos que, si no se tratan a tiempo, pueden causar problemas muy serios de salud. Y lo peor: a veces lo hacen en silencio, sin síntomas claros hasta que el daño ya está hecho.
¿Y sabes qué es lo más frustrante? Que muchas de estas enfermedades se pueden prevenir fácilmente. Pero claro, entre la serie nueva que estás enganchado/a, las mil cosas del día a día y que “no parece que le pase nada”… se nos va. Hasta que un día hay vómitos raros, fiebre o anemia. Y ahí ya no vale con el arroz y pollo.
Vamos a ver las principales enfermedades provocadas por parásitos en perros, de forma clara, directa y sin dramatismos —pero con los ojos bien abiertos. Porque esto sí va en serio.
Anemia y debilidad general
¿Tu perro está más apático de lo normal? ¿Juega menos, duerme más o tiene las encías pálidas? Puede que no sea “la edad” ni el calor. Muchos parásitos, como las garrapatas o ciertos gusanos intestinales, se alimentan literalmente de la sangre del perro, y eso puede provocar una anemia silenciosa.
Y no, no exageramos. En cachorros o perros mayores, una anemia fuerte puede poner en riesgo su vida si no se detecta a tiempo.
💡 Consejo útil: si ves que tu perro está muy decaído, con encías blanquecinas o pierde peso sin motivo, pide una analítica completa. Mejor pasarse de precavido que quedarse corto.
Enfermedades vectoriales: leishmaniosis, ehrlichiosis y compañía
Bienvenido al lado oscuro del parasitismo en perros: las enfermedades vectoriales. Estas joyitas las transmiten pulgas, garrapatas y mosquitos, y son mucho más comunes en España de lo que imaginas.
- Leishmaniosis: transmitida por un mosquito (el flebótomo), afecta a órganos internos y piel. Muy presente en zonas como Andalucía, Comunidad Valenciana o Madrid.
- Ehrlichiosis: la transmiten las garrapatas. Puede causar fiebre, sangrados, letargo y problemas articulares.
- Anaplasmosis, babesiosis, dirofilariosis (gusano del corazón)… sí, hay más. Todas graves si no se tratan.
Muchos papás perrunos ni siquiera han oído hablar de estas enfermedades… hasta que ya es tarde. Por eso es tan importante la prevención antiparasitaria continua, incluso en invierno (spoiler: los parásitos ya no hacen puente en otoño, gracias cambio climático).
Problemas digestivos persistentes
No todos los parásitos se ven. Algunos, como la giardia o ciertos nematodos, provocan diarreas intermitentes, vómitos, gases (sí, de esos que te obligan a abrir la ventana aunque estés en febrero), e incluso pérdida de peso.
Y claro, tú cambias el pienso, quitas los premios, pruebas la dieta blanda… pero nada. Porque el problema está dentro, no en el cuenco. La buena noticia es que un simple análisis de heces puede detectarlos y permitirte poner tratamiento rápido.
“¿Y si mi perro tiene parásitos intestinales sin síntomas?” Pues sí, puede pasar. De ahí la importancia de hacer controles cada cierto tiempo, sobre todo si convive con niños o personas inmunodeprimidas.
Síntomas neurológicos y conductuales
Vale, esto suena a peli de ciencia ficción, pero es real. En casos extremos, ciertos parásitos (como el gusano del corazón o larvas migratorias) pueden afectar al sistema nervioso del perro. Y eso se traduce en cambios de comportamiento, convulsiones, desorientación…
No es lo más común, pero cuando pasa, es grave. Por eso insistimos tanto: si tu perro cambia de carácter de forma brusca o empieza a tener síntomas raros, descartar parásitos debería ser uno de los primeros pasos.
Enfermedades zoonóticas (que pueden pasar a humanos)
Y ahora viene la parte que no querías leer: algunos parásitos que afectan a tu perro también pueden afectar a ti o a tu familia. Lo que se llama “zoonosis”. Por ejemplo:
- La tenia (puede contagiarse si tu perro come carne cruda infestada)
- La toxocara, un gusano que puede provocar problemas oculares en humanos, especialmente en niños
- Algunas bacterias transmitidas por pulgas y garrapatas
Así que sí, proteger a tu perro de los parásitos no solo es cuidarlo a él: es cuidar a toda la familia.
En resumen: el parasitismo en perros no es una cuestión estética ni algo “de verano”. Es un riesgo real para su salud, su bienestar y el tuyo. Por eso no vale con cruzar los dedos. Vale con actuar a tiempo.
Y como ya lo conoces bien por fuera… ahora también lo cuidas bien por dentro.
Diagnóstico y tratamiento del parasitismo en perros: que no cunda el pánico
Vale, ya has leído los síntomas, has revisado el pelaje de tu perro al detalle… y sospechas que algo no va bien. Tal vez has visto pequeñas motas negras que se mueven (pulgas), una garrapata en el lomo o simplemente notas que su energía no es la misma. Y entonces llega el momento temido pero necesario: ir al veterinario.
Pero tranquilo, que esto no es el final del mundo. Detectar y tratar el parasitismo en perros es bastante habitual en consulta, y con un buen diagnóstico, se soluciona rápido (si no se ha complicado).
Cómo se diagnostican los parásitos en perros
La buena noticia es que hoy en día hay varias formas de detectar parásitos, tanto internos como externos, y algunas son bastante rápidas:
- Examen físico: si tu perro tiene garrapatas en el cuello, en las orejas o entre los dedos, el veterinario lo verá enseguida. Lo mismo si hay pulgas corriendo por su pelaje.
- Análisis de heces: para detectar parásitos intestinales (como giardias, lombrices o tenias), se analiza una muestra de caca. Sí, tu parte es recogerla.
- Análisis de sangre: se utiliza en casos más complejos, especialmente para detectar enfermedades transmitidas por garrapatas en perros (como ehrlichiosis o leishmania).
- Test rápidos: hay kits que permiten detectar algunas infecciones parasitarias en pocos minutos, directamente en clínica.
🎯 Consejo de criadero: si acabas de adoptar un cachorro o llevas tiempo sin hacerle una revisión completa, no está de más pedir un análisis coprológico. Es rápido, barato y puede evitarte muchos sustos.
El tratamiento: según el bicho, así será la receta
No existe una pastilla mágica que elimine todos los parásitos del universo. El tratamiento contra el parasitismo en perros depende del tipo de parásito detectado, del estado del perro y de si hay enfermedades asociadas.
- Para pulgas o garrapatas en perros, lo habitual es aplicar una pipeta, poner un collar antiparasitario o, en casos más severos, combinar con comprimidos orales.
- Para parásitos intestinales, se recetan antiparasitarios específicos (como fenbendazol, praziquantel o milbemicina) durante varios días.
- En enfermedades vectoriales, como leishmaniosis o gusano del corazón, el tratamiento es más complejo y debe seguir un protocolo veterinario estricto.
💡 Y ojo: nunca automediques a tu perro. Ni con la pipeta del gato, ni con ese medicamento que le sobró al perro del vecino. Lo que le sirvió a uno, puede ser tóxico para otro.
¿Y qué hago con la casa?
Sí, tu perro necesita tratamiento, pero su entorno también. Si ha tenido garrapatas en casa o pulgas en el sofá, toca limpieza profunda: lava todo a más de 60 °C, aspira cada rincón, y si hace falta, utiliza productos antiparasitarios ambientales. Piensa en esto como hacer limpieza de primavera, pero con un objetivo más urgente (y menos glamuroso que redecorar el salón).
¿Cuánto tarda en curarse un perro con parásitos?
Depende del tipo de parásito y de cuándo se haya detectado. En casos leves, el perro puede estar recuperado en pocos días. Pero si hay enfermedades transmitidas por garrapatas en perros, el tratamiento puede alargarse semanas o incluso meses.
Lo importante es seguir el tratamiento completo, no parar cuando “ya se ve mejor”, y mantener contacto con tu veterinario para hacer seguimiento.
En resumen: si tu perro tiene parásitos, no entres en pánico ni empieces a googlear “remedios caseros con ajo” (spoiler: no, no le des ajo). Confía en el diagnóstico veterinario, actúa rápido y cuida también su entorno.
Porque en esto, como en casi todo, cuanto antes se actúa, más fácil es solucionarlo.
Preguntas Frecuentes (FAQ) – Parasitismo en perros
- ¿Cómo saber si mi perro tiene parásitos?
No siempre es evidente, y ese es el gran problema. A veces los parásitos hacen su trabajo en silencio, sin grandes señales de alarma. Pero si notas que tu perro está más apagado, tiene la barriga rara, las cacas han cambiado o simplemente “no es él”… podrías estar ante un caso de parasitismo. Muchos tutores lo achacan a una mala digestión o al calor, pero ojo: el cuerpo de tu perro habla, aunque no ladre. Y tú lo conoces mejor que nadie. - ¿Cada cuánto se debe desparasitar a un perro?
La regla general es cada tres meses en adultos, pero ojo, no es talla única. Si tu perro es cachorro, vive en el campo o tiene contacto frecuente con otros animales, puede necesitar un protocolo más frecuente. Lo ideal es que lo determines con tu veterinario, porque no es lo mismo un bulldog urbanita que un border collie montañero. Y si te preguntas si hay que desparasitar todo el año… la respuesta es un sí rotundo. El invierno ya no frena a los parásitos (gracias, cambio climático). - ¿Qué pasa si mi perro tiene parásitos y yo no lo noto?
Pues pasa que el problema puede crecer sin darte cuenta. Muchos parásitos intestinales no provocan síntomas evidentes al principio, pero mientras tanto están robando nutrientes, afectando la salud digestiva… e incluso debilitando su sistema inmune. Lo peor: hay casos donde las consecuencias solo se ven cuando ya hay pérdida de peso, anemia o infecciones secundarias. Por eso, aunque no veas “bichos”, la prevención sigue siendo clave. - ¿Puedo contagiarme yo si mi perro tiene parásitos?
Sí, aunque suene alarmante, algunos parásitos de perros pueden afectar también a humanos. No es lo más común, pero puede pasar, especialmente si hay niños pequeños en casa o personas inmunodeprimidas. Por eso insistimos tanto en la higiene, en desparasitar con regularidad y en no confiarse aunque el perro “parezca sano”. Una simple lombriz intestinal puede volverse un problema si no se corta a tiempo. - ¿Las pulgas y garrapatas pueden entrar en casa aunque mi perro no salga al campo?
¡Sí, y con alfombra roja! De hecho, muchos casos de parasitismo externo empiezan en perros de ciudad. Las pulgas pueden viajar en tu ropa, en las suelas de los zapatos o incluso llegar desde la terraza. Y las garrapatas no se quedan atrás, sobre todo si hay zonas verdes cerca. Así que, aunque tu perro sea de sofá, el riesgo sigue estando ahí. No es paranoia, es precaución bien informada.
No hace falta ponerse en modo CSI cada vez que tu perro se rasque la oreja, pero sí viene bien tener el radar encendido. Porque el parasitismo en perros es de esos temas que nadie quiere tener cerca… hasta que aparece. Y cuando lo hace, créeme: no viene solo ni con buenas intenciones.
Lo bueno es que tú ahora ya vas con ventaja. Sabes qué mirar, qué no dejar pasar y cuándo decir “aquí pasa algo”. Y eso, aunque no lo parezca, marca la diferencia entre un susto puntual y un problemón que se complica a lo tonto.
Así que si después de leer esto te has pillado buscando la fecha de la última pipeta, oliendo la cama del perro o recordando si has visto el “baile del culo” últimamente… todo en orden. Te entendemos. Aquí también hemos pasado por eso (y sí, lo de la garrapata tamaño aceituna negra es real, por desgracia).
📲 Si tienes dudas, alguna anécdota de esas que merecen contarse o simplemente quieres desahogarte con lo que te ha tocado vivir con pulgas, lombrices o giardias traicioneras… cuéntanoslo en comentarios. Este blog también es para eso.
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Y mientras tanto… ¡Que los únicos bichos en casa sean los de peluche!
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